Cuentos desde la boca del lobo: El viejo del árbol
- Andy Guevara

- 12 mar 2024
- 3 Min. de lectura
En un pequeño pueblo al pie de una montaña, vivía un hombre mayor de nombre Elías. Era un anciano con rostro curtido por el sol y manos callosas por el trabajo; de ojos con brillo a bondad, de consejos sabor a sabiduría. Elías habitaba una pequeña cabaña, se hacía compañía con la soledad al borde del bosque, lo visitaba en ocasiones la brisa de un huerto que él mismo cultivaba y el silvido de las nubes que rascaban los árboles del bosque, o la luz de la luna en el piso de la cabaña por las noches. No tenía muchas posesiones comunes, pero atesoraba esa riqueza de valores y principios de una vida justa.
Elías era conocido por su generosidad y desinterés, propios de un viejo de saludo amable. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, sin importar quiénes fueran o de dónde vinieran; hay que sembrar en los hombres la amistad, decía a menudo. Si alguien necesitaba un techo donde dormir, un plato de comida caliente o simplemente un oído atento, Elías estaba allí para ellos. No buscaba recompensa alguna más que la buena voluntad, así la satisfacción de saber que había hecho el bien. Las amistades crecían alrededor como frutos en los árboles de su huerto.
Un día un chico huérfano, de nombre Miguel y que había pasado por muchas dificultades en su corta vida, llegó al pueblo. Estaba desmoralizado, enojado con la suerte y no sabía qué hacer con su futuro, al verlo tan perdido a Elías se le vino al recuerdo su juventud y la guía de las personas que le enseñaron orden en la vida, había un instinto de ayuda por Miguel, lo acogió en su casa y le brindó su apoyo, guía y amistad.
Elías le enseñó a Miguel el valor del trabajo duro, la honestidad y la responsabilidad. Le inculcó la importancia de ser amable con los demás y de ayudar a los más necesitados. Miguel encontró en Elías la figura paterna que nunca había tenido, la guía y la paz de tener con quién descargar las inquietudes, las dudas, y poco a poco fue recuperando la esperanza en la vida. Los tiempos de resentimiento con la vida, de coraje con el destino se fueron apagando, a través de cada saludo que las amistades de Elias le habían heredado a Miguel por anexión. Ese manto de buena vibra de Elías empezaba a calentar la forma de ver la vida en Miguel. Aprendió el peso de una sonrisa correspondida, la valentía de alguien que se levanta todos los días a buscar la vida.
Con el tiempo, Miguel se convirtió en un hombre de bien, o mejor dicho encontró satisfacción en cosechar la amistad en el huerto de amigos de Elías. Eventualmente Miguel sintió la necesidad de ser guía, esto luego de que se casara con una muchacha del pueblo. Al faltar en esta vida Elías, sabía que ahora él era el encargado del huerto al borde del bosque, dónde era visitado por los torbellinos de los juegos de sus hijos, por las brisas de amistad de los demás habitantes del pueblo, por la luz de la enseñanza de Elías. Así pues... siempre inculcó en sus hijos los valores que Elías le había transmitido.
Elías no solo había ayudado a Miguel, sino que también había dejado una huella imborrable en el pueblo. Era un ejemplo de vida para todos, un símbolo de bondad y generosidad. Cuando se recordaba a Don Elías, el pueblo entero lo mencionaba con cariño y respeto. Su legado continuó vivo en las personas que lo conocieron, y su espíritu bondadoso siguió inspirando a las nuevas generaciones.
Valores que se pueden destacar en la historia:
Generosidad:* Elías siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio.
Desinterés:* Elías no buscaba recompensa por sus buenas acciones, solo la satisfacción de saber que había hecho el bien.
Bondad:* Elías era un hombre amable y compasivo que se preocupaba por el bienestar de los demás.
Sabiduría:* Elías tenía una gran experiencia en la vida y sabía cómo aconsejar a los demás.
Responsabilidad:* Elías era un hombre responsable que se preocupaba por su propio bienestar y por el de los demás.
Honestidad:* Elías era un hombre honesto que siempre decía la verdad.
Trabajo duro:* Elías era un hombre trabajador que no le tenía miedo al esfuerzo.
Esperanza:* Elías nunca perdía la esperanza, incluso en los momentos difíciles.
Reflexión:
La historia de Elías nos enseña que los valores son importantes para tener una vida plena y significativa. Al ser generosos, desinteresados, bondadosos y sabios, podemos mejorar nuestras vidas y las de las personas que nos rodean. Nunca es tarde para aprender y poner en práctica estos valores, y así contribuir a un mundo mejor.
Carlos y Alejandra de 2D

Escrito por: El Aullido
Fecha Original: 12 mar 2024






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